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--should constitute the ethical worldview of anyone judging virtue from vice, right from wrong. For example, he writes that the innocent may never morally be killed, which creates a practical and prudential guideline for considering warfare (criminals and aggressors fall outside the scope of such protection [p. 61]), abortion (always wrong [p. 94]), and euthanasia ("the ultimate failure to care for someone in need" [p. 110]). He contends, quite correctly I believe, that such philosophies as utilitarianism and libertarianism are inadequate moral guides (p. 119), and there is always the danger of corruption of conscience resulting from the utilitarian notions "that entail that sometimes we ought to do unjust deeds" (p. 122). Gomez-Lobo explains a great deal of ethical thought economically and effectively. This is an excellent short introduction to ethics and could serve particularly well as a college course "textbook" if complemented a by a number of ancillary readings. Highly recommended.
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El diferendo por la soberanía de tres islas en la zona oriental del Beagle -Picton, Lennox y Nueva- era un problema limítrofe que se arrastraba por varias décadas entre ambas naciones, el que fue zanjado a través de un laudo arbitral que la corona de Gran Bretaña falló a favor de nuestro país el 2 de mayo de 1977.
Si bien esa determinación, de acuerdo a los tratados internacionales, tenía carácter de definitiva, las autoridades argentinas de la época declararon -el 25 de enero de 1978- que para ese país el laudo arbitral no tenía validez.
Lo anterior no era mas que una muestra de los difícil que resultaba para Argentina y Chile encontar una solución al diferendo. Ambos países argumentaban su derecho a la soberanía de las islas, Chile por la presencia histórica en la región y Argentina porque veía en la posesión chilena de esa zona una amenaza a su soberanía en el Atlántico. De hecho, a nivel diplomático se reiteraba que nuestro país asumía una política expansionista, que para Argentina no era posible tolerar, bajo ningún concepto.
El libro del periodista Luis Alfonso Tapia "Esta noche: la guerra" grafica con ese título cuan cerca estuvo la posibilidad de un conflicto armado. Tapia, quien reporteó de cerca los acontecimientos relacionados con el conflicto, tanto a niveles diplomáticos como en el mismo escenario del potencial encuentro bélico, señala en su texto que "desde el miércoles 13 y hasta el viernes 22 de diciembre de 1978, las repúblicas de Chile y Argentina vivieron lo que en los altos niveles de las respectivas cancillerías se calificó como el período quizás mas crítico de la relación histórica entre ambos pueblos y gobiernos".
En esa época de tensiones y de fuertes declaraciones, comenzaron a ambos lados de la frontera los preparativos para un encuentro armado como única salida a un problema que aparecía insoluble por las vías de la negociación. Ese proceso también incluyó el traslado de importantes cantidades de hombres y armas a la zona austral y de la mayor parte de las Armadas de los dos países.
Era una época en la que además ambos gobiernos -encabezados por militares- enfrentaban serios problemas internos. Chile por un lado era cuestionado en la comunidad internacional por las violaciones a los derechos humanos mientras que Argentina enfrentaba serios problemas económicos que derivaban en un descontento generalizado de la población.
En ese caso, además, la desconcentración del poder, que descansaba mas en la junta militar que en el Presidente, generaba continuos roces entre los altos mandos proclives a una intervención armada en el extremo austral y aquellos que preferían insistir en las negociaciones.
En ese escenario la Santa Sede ya buscaba hace tiempo la forma de intervenir en la búsqueda de una solución pacífica al diferendo. De hecho, el Papa Juan Pablo I había adoptado una posición mediadora que no llegó a concretarse debido a su temprano fallecimiento. Sin embargo, los esfuerzos diplomáticos de la Santa Sede no terminaron allí.
Máxima tensión
El 21 de diciembre de 1978 había triunfado la posición mas belicista en las fuerzas armadas argentinas y la orden de atacar se había dado. El texto de Luis Alfonso Tapia señala que "cerca de la medianoche la guerra era inevitable". De hecho, el autor asegura que aviones chilenos habían detectado el avance de naves de guerra argentinas en la zona del Cabo de Hornos.
"Con la llegada de la madrugada del día 22 de diciembre, se anunció desde la zona crítica que un frente de mal tiempo se había desencadenado en el sector de Cabo de Hornos", señala el libro.
Ese frente de mal tiempo, que muchos calificarían de milagroso, obligó a los barcos de guerra a volver a sus posiciones originales porque hizo imposible que lanzaran un ataque.
Pocas horas después de ese hecho se produjo la intervención del Papa, quien gracias a las nunciaturas y las conferencias episcopales de Chile y Argentina seguía cada detalle de la tensa situación. Para la Iglesia era vital evitar el enfrentamiento de dos paises mayoritariamente católicos en una zona en la que, a raíz del potencial conflicto, podían activarse antiguas rencillas entre los países.
Según el libro "Esta noche: la guerra", ese 22 de diciembre en Roma, Juan Pablo II anunció que "mi deseo es enviar a las dos capitales un representante especial mio para obtener mas directas y concretas informaciones sobre las posiciones y para buscar juntos la posibilidad de un honorable arreglo pacífico al problema".
Ese honorable acuerdo pacífico llegaría en 1984, cuando los cancilleres de ambos Estados firmaron en el Vaticano y en presencia del Papa el tratado de paz y amistad, que rige hoy.